En las últimas décadas se ha comenzado a hablar con seriedad acerca del cambio climático. Lo que en décadas posteriores se vio como una amenaza lejana, hoy se ha transformado en una realidad palpable en el día a día.
Actualmente podemos observar los efectos del cambio climático en verano, soportando temperaturas que alcanzan números históricos, y en invierno, con aguaceros e inundaciones en zonas en las que habitualmente no solía llover así.
De este modo, las consecuencias del cambio climático nos han acompañado ya hace un par de décadas, lo que nos ha llevado a reunirnos y adoptar medidas respecto de esto porque, de cierto modo, hemos entendido que es un problema que nos involucra a todos y que hay comunidades con menos posibilidades de enfrentar los efectos que conlleva este cambio. En un mundo globalizado, nos terminará afectando a todos en mayor o menor medida.
Uno de los efectos más concretos del cambio climático es el calentamiento global. Este fenómeno corresponde a un alza en las temperaturas, subiendo aproximadamente en 0.2 grados cada 10 años. Este cambio de clima afecta de modo significativo los ecosistemas y sus comunidades, que se encuentran en un periodo de adaptación intentando sortear sequías e inundaciones producto del deshielo de glaciares.
Dentro de este contexto tan difícil, el recurso hídrico, que es uno básico para el desarrollo de la vida, se encuentra en peligro, lo que ha llevado a la ingeniería hidráulica a plantear soluciones al respecto.
¿Qué medidas se pueden tomar para cuidar los recursos hídricos?
¿Qué se entiende por recursos hídricos? La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el Glosario Hidrológico Internacional los define como “aquellos bienes hídricos disponibles o potencialmente utilizables, en cuantía y calidad idóneas, en un lugar y espacio de tiempo dado, adecuados para cumplir una demanda identificable”.
En palabras sencillas, los recursos hídricos son todas las fuentes de agua con las que cuenta el planeta, independiente del estado en el que se encuentre este elemento (líquido, sólido), es decir, el agua de las montañas (nieve), los glaciares, los ríos, los lagos, los mares y también el agua de las napas subterráneas y el agua residual.
Los recursos hídricos han sufrido las consecuencias del calentamiento global debido a que éste ha impactado negativamente en el ciclo hidrológico, viéndose alteradas las reservas de agua dulce.
Los cambios provocados por el calentamiento global en el ciclo del agua se pueden observar, por ejemplo, en la variación del caudal de los ríos. La cantidad de agua de los ríos depende de los cambios de temperatura y la cantidad de precipitaciones que haya en un periodo determinado. Por ello, el cambio climático no conlleva necesariamente a que en todo el mundo haya sequía, sino que en algunos lugares haya exceso de agua, provocando inundaciones, mientras que en otros desaparezcan las precipitaciones, llevando a las zonas a una sequía.
Además, el deshielo de los glaciares, si bien nos provee de nuevas fuentes de agua, en el futuro significará la pérdida total de esta importante reserva de agua.
Frente a este escenario, la ingeniería hidráulica centra sus esfuerzos en proveer de agua a aquellas comunidades que se ven limitadas en su acceso al agua. El desafío, entonces, es llevar agua a todas las zonas, sobre todo a aquellas que se encuentran pasando por sequías.
En este contexto, la ingeniería hidráulica ha diseñado soluciones orientadas a aprovechar todas las fuentes de agua posibles, entre ellas, las aguas residuales. Estas aguas son aquellas que han sido utilizadas por el ser humano, ya sea en el alcantarillado, procesos industriales y en el ámbito doméstico, entre otros. Gracias a una adecuada gestión de las aguas residuales, que suprima los contaminantes con sistemas de purificación, éstas se pueden reciclar y utilizar para la agricultura y la industria, transformándose en un recurso útil.
La construcción de pozos de agua por parte de las industrias para las comunidades que se estén viendo afectadas por sequías, constituye una acción importante para garantizar un bien básico e indispensable para el desarrollo de estos grupos humanos. Por ello es fundamental realizar un estudio de disponibilidad hídrica en el sector.
La industria tiende a utilizar agua en distintos procesos, por lo que será necesario que, además de gestionar sus aguas residuales, invierta en la creación de plantas de desalinización de agua de mar. El poder utilizar este recurso permitiría que el agua utilizada en los procesos industriales no provenga de fuentes de agua dulce y, además, se puede utilizar el agua desalinizada en la agricultura y el alcantarillado. Para el diseño de plantas de desalinización, consulta nuestro servicio de soluciones a medida.
El agua se ha convertido en un recurso amenazado y es tarea de todos prevenir su escasez. Cada acción, por pequeña y doméstica que sea, aporta.
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