El cauce o lecho de un río es aquella zanja en el terreno a través de la que circula el agua y el sedimento que constituyen su materia.
Existen cauces naturales y artificiales,. Los primeros son los caminos que toma el agua al descender desde la cordillera en su ruta hacia el mar. Estos cauces no han sido intervenidos por las personas, por lo que, podría decirse que la naturaleza, en este sentido, ha obrado sola.
Muchos de los cauces naturales son aprovechados por el ser humano de manera directa para la extracción de agua, por ejemplo, o bien han sido intervenidos con obras de menor o mayor envergadura, dependiendo del objetivo. Entre estas obras podríamos citar a las presas, los embalses y otro tipo de obra de menor impacto como una bomba hidráulica que permita obtener agua para regar los cultivos o una cisterna.
En la medida que el ser humano ha aprendido a utilizar los cauces naturales a su favor, ha ido interviniéndolos, en función de los requerimientos que estime convenientes. En casi todas las obras hidráulicas mencionadas anteriormente, se ha llevado a cabo una intervención del cauce natural, por lo que estos trabajos han pasado a formar parte de un modo de ejercer control sobre el caudal del agua según los propósitos que se tengan en mente.
Intervenir un cauce natural tiene efectos positivos e intencionados respecto de la obra hidráulica diseñada. En el caso de un embalse, al intervenir el cauce de un río, se puede acumular agua en una estación del año en la que abunde, con el objetivo de tener este recurso en épocas de escasez. Pero, a la vez, si no se han desarrollado de manera rigurosa los estudios hidráulicos necesarios previo a la construcción de la infraestructura, puede haber consecuencias negativas para el entorno en el que se emplaza la obra, como lo son inundaciones e infiltraciones no deseadas.
Por ello, la Dirección General de Aguas (DGA) permite la aprobación de proyectos de modificación de cauces naturales o artificiales, con motivo de la construcción de obras públicas, urbanizaciones, edificaciones, solo cuando se hayan realizado todos los estudios hidrológicos e hídricos pertinentes que permitan prever todos los efectos posibles de la intervención de los cauces naturales.
¿Qué es un cauce artificial?
Además de los cauces naturales, existen los canales o cauces artificiales, que son obras construidas por la mano del hombre intentando imitar la forma y conducta de los cauces naturales y que tienen el mismo propósito que tiene el intervenir estos: poder acumular, conducir y distribuir el agua de manera controlada.
Las obras de captación, conducción, distribución y descarga del agua, tales como bocatomas, canoas, sifones, tuberías, marcos partidores y compuertas forman parte de los cauces artificiales.
Los cauces artificiales son obras que se vienen construyendo hace siglos, ya que los cauces naturales de los ríos no llegaban a todos los lugares en los que se requería de agua. Por esta razón, a través de la construcción de obras hidráulicas, se intentó emular el cauce natural de manera de poder llevar el recurso hídrico a donde se necesitara y así poder habitar otros territorios sin la limitación de tener o no una fuente de agua cercana.
La intervención de cauces naturales según la DGA es necesaria en los siguientes casos:
Los cauces naturales o en su defecto, los cauces artificiales son vistos como elementos al servicio de las necesidades de las comunidades, por lo que se intervienen en la medida que se requiere, en pos de beneficiar a las personas.
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