El World Resources Institute (WRI), una organización mundial que centra sus esfuerzos en crear condiciones de equidad y prosperidad en relación a los recursos naturales, creó un listado en el que identifica a los 33 países que sufrirán de un estrés hídrico significativo de aquí al año 2040, ocupando nuestro país el lugar número 24, siendo la única nación americana, además, en este triste ranking.
El agua, desde el año 1950 en adelante, se comenzó a considerar un recurso natural en peligro y ya, tras ver los síntomas del cambio climático hace un par de décadas atrás, los países han centrado sus esfuerzos en diseñar políticas que cuiden las fuentes de agua.
Entre estas medidas se ha dispuesto, por ejemplo, el construir plantas que reciclan el agua residual (que se utilizó por el ser humano) y la utilizan para el riego o en procesos industriales. En esta misma línea nace la idea de crear plantas de desalinización de agua de mar con el objetivo de utilizar el agua desalinizada en procesos industriales que antes utilizaban agua dulce, ocuparla en el rubro de la agricultura e, incluso, destinarla al consumo humano.
De este modo se reduce de manera importante el consumo de agua proveniente de fuentes de agua dulce, como ríos y lagos, en procesos industriales y riego, pudiendo disponer de ésta sólo para el consumo humano.
La desalinización del agua es un proceso que, a través de distintas técnicas, elimina las sales minerales presentes en el agua de mar. Es posible observar este proceso en la naturaleza ya que, cuando el agua de mar se evapora, elimina la sal y conforma las nubes. De este modo, a Da Vinci se le ocurrió que podía replicar este proceso de manera artificial utilizando un alambique.
Australia, debido a la sequía que sufrió en el periodo comprendido entre el año 1997 y 2009, fue el primer país en masificar las plantas desalinizadoras de agua, contando, a la fecha, con varias plantas ubicadas en sus ciudades principales.
Tomando este caso como precedente, hubo otras naciones que se fueron sumando a la modalidad de construir plantas desalinizadoras, por lo que ya en 2019 se estimó que existen aproximadamente 16.000 plantas de desalinización operativas en 177 países, las que estarían generando 95 millones de m3 diarios de agua dulce, aproximadamente.
¿Qué procesos de desalinización hay?
La primera técnica de desalinización del agua la elaboró Da Vinci con su alambique y recibe el nombre de “destilación” y, desde entonces, se han desarrollado diferentes modos de desalinizar. Las técnicas más utilizadas son las siguientes:
Esta técnica de desalinización es la más utilizada en la actualidad, ya que consume menos energía que el resto de las técnicas. Esto se debe a la utilización de membranas que filtran el agua permitiendo solo el acceso del agua hacia un lado de ellas y conteniendo la sal al otro lado. El único contra es que las membranas son de poliamida ultrafina, material que se puede contaminar con bacterias, por lo que el agua debe pasar posteriormente por un tratamiento.
De manera de recrear el ciclo del agua, la destilación solar funciona a través de la evaporación del agua de mar. Para ello se disponen de grandes instalaciones en las cuáles se condensa el agua y se precipita en forma de agua dulce. Esta técnica de desalinización solo tiene en contra que sus plantas requieren de grandes extensiones de terreno.
Esta técnica de desalinización funciona de un modo similar a la de la ósmosis, ya que también utiliza membranas, pero ésta, a diferencia de la anterior, hace uso de la electricidad para atrapar los iones de sal presentes en el agua de manera de que, al otro lado de la membrana, solo filtre agua dulce. Esta técnica se desarrolla de distintos modos, entre ellos, la electrodiálisis convencional y la inversa.
La nanotecnología también irrumpió en el proceso de desalinización del agua. Esta técnica emplea membranas de nanotubos de mayor permeabilidad que las de la ósmosis inversa, lo que se traduce en que se puede procesar más agua en menos espacio usando menos energía. Además, el material de las membranas elimina, junto con la sal, otro tipo de contaminantes.
Para llevar a cabo cualquiera de estas técnicas, deben construirse plantas desalinizadoras, lo que implica realizar estudios hidráulicos topográficos que garanticen un diseño eficiente, duradero y práctico.
En la medida que nos enfrentamos a los estragos que conlleva el cambio climático, siendo la crisis hídrica una de sus peores consecuencias. La desalinización del agua de mar es una de las formas más efectivas para combatir la escasez del recurso hídrico.
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